A-morfosis
Últimamente llevaba una vida muy lineal, no pasaba nada interesante, el trabajo me absorbía en demasía, hacía turnos: 7 días de noche, dos de fiesta, 7 de tarde, dos de fiesta, 7 de mañana y 3 de fiesta.
La carrera la tenía super olvidada, me daba rabia pagar la matricula para no acudir a ninguna clase con lo cual, los suspensos iban a ser evidentes.
Los fines de semana que libraba, es decir, uno al mes, me lo pasaba en “suau”, un pub de Reus sin nada especial pero cerca de casa, con música diferente, gente agradable y camareros simpaticos.
Se acercaba fin de año, y sin planes a la vista, decidí quedarme en el trabajo con Noelia, la chica que tenía que trabajar esa noche, para que no se comiera las uvas sola. Siempre me ha parecido una tradición estupida pero es la única que he seguido a rajatabla por la superstición de: “si no te comes las doce uvas el año que comienza te irá fatal” total, no costaba nada chupar las uvas y escupirlas al finalizar el ritual.
La verdad es que esa noche tuve un presentimiento, el año que entraba iba a ser diferente, especial, no iba a seguir con la misma vida monotona y vacía de sensaciones, haciendo siempre lo mismo, es decir: NADA.
Lo pasamos genial, bebimos “champín” sin alcohol… estuvimos bailando hasta las 5 de la madrugada en la empresa que más adelante protagonizará otro capítulo importante en esta historia, que no ha hecho mas que…. Comenzar….
Últimamente llevaba una vida muy lineal, no pasaba nada interesante, el trabajo me absorbía en demasía, hacía turnos: 7 días de noche, dos de fiesta, 7 de tarde, dos de fiesta, 7 de mañana y 3 de fiesta.
La carrera la tenía super olvidada, me daba rabia pagar la matricula para no acudir a ninguna clase con lo cual, los suspensos iban a ser evidentes.
Los fines de semana que libraba, es decir, uno al mes, me lo pasaba en “suau”, un pub de Reus sin nada especial pero cerca de casa, con música diferente, gente agradable y camareros simpaticos.
Se acercaba fin de año, y sin planes a la vista, decidí quedarme en el trabajo con Noelia, la chica que tenía que trabajar esa noche, para que no se comiera las uvas sola. Siempre me ha parecido una tradición estupida pero es la única que he seguido a rajatabla por la superstición de: “si no te comes las doce uvas el año que comienza te irá fatal” total, no costaba nada chupar las uvas y escupirlas al finalizar el ritual.
La verdad es que esa noche tuve un presentimiento, el año que entraba iba a ser diferente, especial, no iba a seguir con la misma vida monotona y vacía de sensaciones, haciendo siempre lo mismo, es decir: NADA.
Lo pasamos genial, bebimos “champín” sin alcohol… estuvimos bailando hasta las 5 de la madrugada en la empresa que más adelante protagonizará otro capítulo importante en esta historia, que no ha hecho mas que…. Comenzar….
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